Emprendedor es aquella persona que busca generar valor, a través de la expansión o creación de actividad económica. Es una persona que apuesta por crear su propio negocio, divisando un hueco en el mercado en el que quiere introducirse.
Una de las cualidades básicas que debe cumplir todo emprendedor es ser una persona innovadora, creativa, dinámica, flexible y con capacidad de organización.
Para poder construir un negocio propio, es necesario asumir riesgos, considerar amenazas y explotar las oportunidades que puedan surgirnos.
Está claro que lo más importante de todo es la idea, pero aún más la constancia y las ganas de que el negocio salga a la luz. Es por ello por lo que la primera persona que debe creer en “la idea”, eres tu mismo y debes lucha con todas las barreras que puedan imponerse en tu camino, tanto administrativas, fiscales… como de cualquier otro tipo.
El camino no es fácil, y se puede fracasar en el intento. Pero la recompensa cuando se consigue el éxito, suple con creces las perspectivas.
Una cosa está clara, ni todo empresario es emprendedor, ni todo emprendedor es empresario. Pero cada uno de ellos termina delatándose.
El emprendedor va un paso más allá, busca la autosuperación, la mejora e innovación constante. Lucha cada uno de sus días por su negocio, afronta los problemas con convicción y no se rinde ante las adversidades.
Son ellos los que consiguen generar empleo, por ello más que nunca se necesitan en épocas de cirsis, cuando el trabajo está decayendo, porque consiguen levantarnos y sacar a la luz las pequeñas y grandes empresas.
El espíritu emprendedor debe fomentarse y apoyarse. Es importante que todos seamos conscientes de lo que ellos hacen por nosotros, y antes de juzgar una idea, piénsalo 2 veces. Si alguien se ve capaz de generar algo, no seas tú el que le diga que no puede hacerlo.
“Porque lo imposible se intenta, pero lo difícil se consigue”.