Utiliza el ciclo más corto de lavado. Esto dará como resultado el ahorro de energía y agua. Parece que los ciclos más largos limpian más, pero no son realmente necesarios excepto para ropa realmente sucia. Utiliza siempre agua fría en el aclarado. Las temperaturas bajas aclaran igual de bien que las altas, ¡no te fíes de los mitos!
Si tienes ropa realmente sucia o prendas con manchas difíciles (por ejemplo de aceite) es recomendable hacer un prelavado de agua templada o caliente.