Pegarse un atracón de series, calentar la cena en el microondas, ducharse con agua bien caliente, congelar los filetes que ya no te puedes comer… Para vivir necesitamos energía, la que generamos nosotros mismos y la que llega a nuestras casas en forma de gas y electricidad. En España, cada hogar gasta de media más de 4.000 kWh al año de electricidad. Las viviendas españolas son el tercer consumidor de energía, con el 18,7% del total, después del transporte (40%) y la industria (25%), según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), dependiente del Ministerio de Energía.
Reducir el consumo y evitar sorpresas en la factura es posible. Basta con cambiar algunos hábitos, hacer arreglos en casa y sustituir algún electrodoméstico para pagar hasta un 27% menos.
Los electrodomésticos están catalogados por colores y letras según su rendimiento energético mediante un etiquetado especial de la Unión Europea. La pegatina verde y la letra A, acompañada de uno, dos o tres “+”, designa a los más eficientes. Las letras de la C a la GC y D (y hasta La letra G), en color naranja y rojo, señalan a los aparatos que más gastan. Las Comunidades Autónomas cuentan con «planes renove» anuales para que los ciudadanos cambien sus aparatos poco eficientes por otros más ecológicos.