Estos ahorros se producen porque en primer lugar emplea una temperatura de impulsión del agua muy baja (30 a 45º) respecto a los sistemas tradicionales de radiadores (80-85º).
Además al tratarse de un sistema de baja temperatura se consiguen grandes ahorros combinándolo con sistemas de generación de calor eficientes y hay menores pérdidas en las conducciones al trabajar con temperaturas más próximas a la temperatura ambiente.